Cuando concimos el BABY LIFE RESCUE CENTER, en el año 2017, no disponían de agua corriente. Pese a estar ubicados en el área urbana de Mombasa, la segunda ciudad en imortancia de Kenia, el agua en esas partes del mundo, no es siempre accesible. La casa en la que viven los niños y niñas tenía red de distribución y estaba conectada a la red pública de abastecimiento, pero los grifos siempre permanecían secos.
Del abastecimiento diario de agua, se encargaba Babu, uno de los trabajadores mas entrañables del centro.
Cada mañana, y a lo largo de varias horas, entraba y salía del centro rumbo a la casa de un vecino local, en donde existía un pozo de barrena particular. Ya una vez en el centro, el agua se almacenaba en barriles y tinajas desde donde posteriormente se iba tomando para todas las tareas: aseo, limpieza, alimentación…
Siendo Mombasa una zona eminentemente tropical, tener de manera permanente agua almacenada, estaba suponiendo, mas allá de todos los problemas de manejo, un problema sanitario. Los mosquitos, muchos de ellos portadores de la Malaria, encontraban en el centro un idílico lugar donde reproducirse y vivir.
Tuvimos desde el principio un sueño, ser capaces de construirles un pozo de barrena, que tuvieran agua a diario fluyendo de todos los grifos, agua con la que asear a diario a todos los bebes y niños que viven en el centro, agua con la que lavar la ropa, limpiar la casa, cocinar, beber…
Y ese sueño se hizo realidad. Gracias a la generosidad de Calador, y al empuje de nuestras heroinas Tania, Patri y Conchi, en el mes de Octubre se celebró un mercadillo solidario a favor de la ONG, y con los fondos recaudados, pudimos al fin realizar las obras.
Hoy el BABY LIFE dispone de agua corriente, sin necesidad de que el bueno de BABU dedique mas de media de su jornada al duro trasiego de bidones, relleno, vaciado. Hoy el BABY LIFE dispone de agua con la que brindar las mejores atenciones posibles a todos los niños que viven entre sus paredes.
